El megaesófago es una afección que puede presentarse en gatos de todas las edades y razas, ya sea como una enfermedad adquirida o una afección con la que nacen. Los gatos siameses y abisinios pueden ser propensos a una forma hereditaria de megaesófago. Los gatos con megaesófago no pueden tragar su comida correctamente y el síntoma más común que mostrarán será la regurgitación. Alternativamente, escupirán la comida no digerida antes de que llegue al estómago. El megaesófago no es una afección contagiosa. Puede ser causada por un proceso patológico subyacente, una anomalía genética, daño nervioso, traumatismo o toxinas. En algunos casos, la causa es desconocida. El megaesófago generalmente requiere un tratamiento de por vida, que incluye métodos de alimentación especiales y medicamentos, para garantizar que los gatos reciban una nutrición adecuada y evitar complicaciones médicas. Algunos tipos de megaesófago pueden tratarse quirúrgicamente, pero es probable que los gatos sigan necesitando atención y control de por vida.
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¿Qué es el megaesófago en los gatos?
El megaesófago se desarrolla en los gatos cuando el esófago (el tubo muscular en la garganta que conecta la boca con el estómago) no puede mover los alimentos adecuadamente hacia el estómago. En esta afección, los músculos del esófago no se contraen normalmente y el esófago se agranda, se debilita y se vuelve flácido. La incapacidad de los músculos para contraerse normalmente es un problema llamado dismotilidad o hipomotilidad. Los alimentos pueden acumularse en el esófago y los gatos regurgitan los alimentos no digeridos poco después de intentar comer.
Síntomas del megaesófago en los gatos
Dependiendo de la causa subyacente, los síntomas del megaesófago pueden estar presentes en los gatitos o pueden desarrollarse más tarde en gatos de cualquier edad. En los casos en que un animal regurgita comida y agua, se debe sospechar firmemente que el megaesófago es una posible causa.
Síntomas
- Regurgitación
- Dificultad para tragar
- Tos o dificultad para respirar
- Salivación/babeo excesivo
- Pérdida de peso
- No ganar peso
- Secreción nasal
- Fiebre
- Bulto en la zona del cuello
Regurgitación
La regurgitación es el síntoma más común del megaesófago . La regurgitación puede parecerse al vómito, y es importante tratar de distinguir entre los dos. La regurgitación es un proceso pasivo, en el que un gato puede parecer que escupe comida o agua con poco esfuerzo después de comer o beber. La regurgitación puede ocurrir a los pocos minutos de comer o unas horas más tarde. Por el contrario, el vómito es un proceso activo que implica contracciones de los músculos abdominales, que pueden ser prolongadas, antes de que la comida o el líquido salgan del estómago. La comida vomitada puede estar semidigerida. Los gatos a punto de vomitar pueden ponerse inquietos, lamerse los labios repetidamente y hacer sonidos de arcadas, pero estas acciones no están asociadas con la regurgitación.
Dificultad para tragar
Debido a que la comida no puede pasar normalmente por la garganta cuando hay megaesófago, los gatos tendrán dificultad para tragar comida y agua. Los gatos pueden intentar tragar repetidamente y la comida puede caerse de sus bocas cuando intentan comer. Algunos gatos también pueden angustiarse mientras comen.
Tos o dificultad para respirar
Los gatos con megaesófago corren un alto riesgo de sufrir neumonía por aspiración, que puede presentarse como tos, dificultad para respirar, letargo, fiebre y/o una frecuencia respiratoria inusualmente rápida. La neumonía por aspiración se produce cuando la regurgitación hace que se inhalen alimentos o agua inadvertidamente en el tracto respiratorio. Esto causa inflamación e infección en los pulmones y puede derivar en una neumonía grave y potencialmente mortal.
Salivación excesiva/babeo
Los gatos no pueden tragar su saliva y pueden mostrar síntomas de babeo excesivo y piel y pelaje constantemente húmedos alrededor de la boca, el cuello y el pecho.
Pérdida de peso
El megaesófago impide la digestión normal de los alimentos, ya que estos no pueden llegar al estómago para descomponerse y ser utilizados por el cuerpo del gato como nutrientes. Como resultado, los gatos con megaesófago sufren desnutrición y comienzan a perder peso. Pueden tener una mala condición física, un pelaje descuidado y poca energía.
No ganar peso
Los gatitos con megaesófago congénito (es decir, que la afección está presente desde el nacimiento) no aumentarán de peso con normalidad en comparación con otros gatitos de la misma edad. Pueden parecer más pequeños que otros gatitos de la misma camada o pueden estar débiles y delgados.
Secreción nasal
Puede haber secreción nasal si se produce una infección o inflamación en los senos nasales. Esto puede deberse a una regurgitación que provoca infecciones respiratorias y neumonía, así como a su mala salud general, que los hace más susceptibles a las enfermedades infecciosas. Los gatos pueden estornudar, toser y/o tener secreción nasal persistente.
Fiebre
Los gatos con neumonía por aspiración pueden tener fiebre debido a la infección. Los síntomas de la fiebre incluyen falta de energía, no querer moverse ni interactuar, pérdida de apetito y esconderse.
Bulto en la garganta
Los alimentos pueden acumularse en el esófago, lo que provoca una apariencia distendida o hinchada en el cuello. Esto se observa raramente y sería más evidente en la parte inferior del cuello cerca de donde se une con el hombro, conocida como entrada torácica.
Causas del megaesófago
El megaesófago puede ser causado por afecciones congénitas o adquiridas. Las afecciones congénitas están presentes al nacer, pueden ser hereditarias y suelen presentarse en gatitos jóvenes. Estas afecciones suelen hacerse más evidentes cuando los gatitos son destetados y comienzan a comer alimentos sólidos.
Las enfermedades adquiridas suelen desarrollarse más tarde en gatos jóvenes y adultos. El megaesófago también puede ser idiopático, lo que significa que la enfermedad surge pero se desconoce su causa.
Las causas incluyen:
- Función nerviosa anormal en parte (o en todo) el esófago y/o movimiento anormal de los músculos del esófago. Los gatos siameses pueden ser más propensos a sufrir causas hereditarias.
- Anomalías congénitas del anillo vascular: presencia de vasos sanguíneos anormales que contraen el esófago
- Idiopática: causa desconocida
- Obstrucción en el esófago: cuerpo extraño, tumor
- Estenosis del esófago: cualquier cosa que cause cicatrización y/o estrechamiento del esófago puede afectar la motilidad y provocar megaesófago.
- Inflamación en el esófago
- Trastornos neuromusculares: miastenia gravis, tétanos, botulismo, enfermedades de almacenamiento de glucógeno
- Enfermedades del sistema nervioso autónomo
- Enfermedades infecciosas que causan inflamación muscular.
- Hipoadrenocorticismo
- Tumores
- Pólipos
- Trastornos nerviosos inmunomediados
- Toxinas: plomo, organofosforados, veneno de serpiente, ciertos medicamentos
Diagnóstico del megaesófago en gatos
Si su gato presenta síntomas de megaesófago, su veterinario le realizará un examen físico completo y le realizará pruebas adicionales para determinar si se puede identificar una causa subyacente. Estas pruebas incluyen:
- Análisis de sangre para buscar anomalías como enfermedades endocrinas, infecciones y toxinas.
- Pruebas especializadas para evaluar afecciones como la miastenia gravis.
- Radiografías del tórax y del cuello, posiblemente utilizando un líquido visible en las radiografías que su gato traga para proporcionar más información sobre la estructura y la motilidad del esófago.
- Fluoroscopia: una imagen de rayos X continua que puede mostrar el movimiento del esófago.
- Endoscopia: pasar una cámara por el esófago y el tracto gastrointestinal superior mientras el gato está bajo anestesia.
Tratamiento
Si se puede identificar la causa subyacente del megaesófago, se debe tratar. Según la causa, el tratamiento específico puede incluir medicamentos o cirugía para corregir la afección. Por ejemplo, los vasos sanguíneos anormales que contraen el esófago, llamados anomalías del anillo vascular, se pueden tratar con cirugía. Independientemente de la causa subyacente, la mayoría de los gatos probablemente necesitarán apoyo de por vida para lidiar con los síntomas del megaesófago.
El tratamiento del megaesófago, independientemente de si la causa es conocida o desconocida, requiere cuidados paliativos para ayudar a los gatos a comer y reducir el riesgo de complicaciones como la neumonía por aspiración. Los gatos deben recibir varias comidas pequeñas de una papilla rica en calorías. Los cuencos de comida deben estar elevados para que los gatos se pongan de pie sobre sus patas traseras mientras comen. Esta posición utiliza la ayuda de la gravedad para ayudar a que la comida baje hasta el estómago. Los gatos deben permanecer en una posición elevada durante 30 minutos después de comer. Puede lograr esto sosteniendo a su gato en posición vertical en sus brazos o sobre su hombro, o llevándolo en un cabestrillo.
Su veterinario también puede recetar medicamentos que aumenten el movimiento del esófago, antibióticos para tratar infecciones y antiácidos si hay inflamación en el esófago.
Pronóstico para gatos con megaesófago
El pronóstico del megaesófago depende de la enfermedad subyacente y de si es tratable. Las complicaciones como la neumonía por aspiración, la deshidratación y la desnutrición empeoran el pronóstico. Algunas formas de megaesófago congénito pueden mejorar con la edad, pero el megaesófago idiopático generalmente tiene un pronóstico malo, en particular si hay complicaciones asociadas. Si la causa subyacente se puede tratar y curar, los síntomas del megaesófago pueden resolverse. En otros casos, el megaesófago en los gatos puede ser progresivo y provocar muertes prematuras.
Cómo prevenir el megaesófago
La mayoría de las causas del megaesófago no se pueden prevenir, pero se pueden tomar algunas medidas para evitar algunas formas de megaesófago en los gatos.
- No criar animales sospechosos de tener causas hereditarias de megaesófago.
- Evite la ingestión de cuerpos extraños: mantenga los juguetes y otros objetos que su gato pueda ingerir recogidos y fuera de su alcance. Si sospecha que hay una obstrucción, busque tratamiento de inmediato en un veterinario.
- Si el esófago está inflamado, trátelo de manera inmediata y agresiva según las recomendaciones de su veterinario.
- Para evitar lesiones en el esófago, siempre administre agua a los gatos mediante una jeringa después de darles una pastilla para garantizar que esta llegue al estómago.