Una derivación hepática puede pasar desapercibida en un perro, pero es probable que cause problemas de salud graves si no se trata con el tiempo. Las derivaciones hepáticas graves pueden causar convulsiones y pueden ser fatales , por lo que reconocer los signos de esta afección congénita puede salvarle la vida a su perro.
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¿Qué es una derivación hepática?
La derivación hepática en perros es una afección congénita (presente desde el nacimiento) en la que las venas que deberían llevar sangre al hígado pasan por un vaso anormal. Esto permite que la sangre ingrese al cuerpo sin pasar por el proceso de filtración del hígado para eliminar toxinas, medicamentos y desechos de la sangre. También impide la absorción de nutrientes esenciales que normalmente se producirían en el hígado.
En términos veterinarios, esta afección se denomina derivación portosistémica o PSS. Algunos perros tienen múltiples derivaciones mientras que otros solo tienen una, y los perros también pueden tener derivaciones intrahepáticas (dentro del hígado) o extrahepáticas (fuera del hígado).
Síntomas de derivaciones hepáticas en perros
La mayoría de los signos de derivación hepática aparecen durante las primeras semanas de vida, pero otros pueden no resultar evidentes hasta más adelante en la vida si la derivación es menos grave.
El signo más común de que un perro tiene una derivación hepática es un retraso en el crecimiento. A los cachorros más pequeños de la camada se les suele diagnosticar una derivación hepática, ya que este problema provoca problemas con la asimilación de nutrientes de los alimentos. Estos cachorros pequeños también pueden ser más tranquilos o más reservados que sus contrapartes debido a los problemas con la regulación de la energía.
Los casos graves o crónicos de shunt hepático pueden hacer que el perro presione la cabeza contra objetos o personas, mire fijamente las paredes y las puertas, se tambalee como si estuviera borracho, camine en círculos e incluso tenga convulsiones. Estos signos neurológicos suelen empeorar después de que el perro coma.
En ocasiones, los perros con derivaciones hepáticas pueden presentar vómitos y diarrea, en particular si los riñones y la vejiga se ven afectados por una acumulación de toxinas en el organismo. En estos casos, también se puede observar sed y micción excesivas.
Causas de las derivaciones hepáticas
Las derivaciones portosistémicas congénitas están presentes al nacer y son el resultado de una de dos cosas que sucedieron en el cuerpo:
- El conducto venoso permanece abierto: el conducto venoso de la placenta que pasa por el hígado permanece abierto e intacto incluso después de que el feto en desarrollo ya no lo necesite en el útero.
- Desarrollo anormal de vasos sanguíneos: se desarrolla un vaso sanguíneo anormal en el cuerpo que permanece abierto después de que el conducto venoso se cierra en el útero.
Otro tipo de derivación hepática puede ocurrir en perros debido a una enfermedad hepática grave, pero no está presente al nacer y se denomina derivación portosistémica adquirida. Este tipo de derivación no se observa en cachorros, sino en perros mayores que han estado luchando con problemas hepáticos.
Razas con riesgo de desarrollar una derivación hepática
No existe una prueba genética para detectar derivaciones portosistémicas en perros, pero las razas comúnmente afectadas incluyen:
- Yorkshire terrier
- Schnauzer miniatura
- maltés
- Perros ganaderos australianos
- Perros perdigueros de oro
- Perros perdigueros de Labrador
- Antiguos perros pastores ingleses
- Perros lobo irlandeses
- Cairn terriers
- Beagles
Diagnóstico de derivaciones hepáticas en perros
Después de un examen físico completo, el veterinario realizará análisis de sangre para verificar la salud del hígado y la sangre. Un hemograma completo, un análisis de enzimas hepáticas y una prueba de ácidos biliares son los puntos de partida para diagnosticar una derivación.
También se puede realizar un análisis de orina para evaluar la salud de la vejiga y los riñones. A veces se recomiendan más pruebas diagnósticas, que pueden incluir una ecografía, radiografías, tomografías computarizadas, una resonancia magnética o incluso una cirugía para visualizar el hígado y los vasos sanguíneos .
Tratamiento
A menudo es necesaria una cirugía para corregir y cerrar la derivación. Este tipo de cirugía suele ser muy exitosa en perros con una sola derivación extrahepática, pero algunos perros pueden tener múltiples derivaciones o derivaciones intrahepáticas, por lo que la cirugía puede no ser una opción curativa.
Si la cirugía no es una opción económica, si el perro tiene múltiples derivaciones o si las derivaciones son intrahepáticas, los medicamentos y la dieta pueden ayudar a controlar los síntomas. A menudo se utilizan dietas especiales bajas en proteínas y medicamentos para ayudar al perro a tolerar las proteínas, ya que los perros con derivaciones hepáticas no pueden metabolizarlas bien. Un nutricionista veterinario puede ser de ayuda para crear el plan de tratamiento ideal para su perro en particular.
Pronóstico para perros con derivaciones hepáticas
La mayoría de los perros responden bien al tratamiento y siguen viviendo una vida normal. Sin embargo, estadísticamente hablando, la cirugía tiende a producir mejores resultados que el tratamiento médico.
Si hay síntomas neurológicos, como dar vueltas, presionar la cabeza y convulsiones, esto suele deberse a los desechos proteicos que no se excretan del cuerpo debido a la derivación hepática. Los medicamentos pueden ayudar a mejorar estos síntomas. Pero en casos extremos, se opta por la eutanasia si los síntomas no se pueden controlar.
Cómo prevenir las derivaciones hepáticas
Dado que casi todas las derivaciones hepáticas son anomalías congénitas, no hay muchas formas de prevenirlas. En el caso de los perros de raza pura, los criadores concienzudos pueden intentar minimizar la aparición de derivaciones no criando a ningún perro cuya descendencia haya sido diagnosticada con derivaciones hepáticas.