Tenemos que dejar de creer en estos 8 mitos sobre los perros de refugio

Primer plano de la cara de un perro con las manos de una niña sosteniendo al perro.

Sol de Zuasnabar Brebbia / Getty Images

Existen muchos mitos infundados en torno a los perros de refugio, desde la idea de que todos tienen problemas de comportamiento hasta la creencia de que nunca confiarán plenamente en los humanos. Estos mitos pintan una imagen inmerecidamente negativa de estos perros e impiden que algunos animales verdaderamente increíbles sean adoptados en nuevos hogares. 

Estos conceptos erróneos también conducen a tasas de eutanasia más altas, ya que los refugios, que siempre carecen de recursos, se enfrentan al hacinamiento. Como consecuencia trágica, se trunca la vida de muchos perros sanos y adoptables.  

Ha llegado el momento de acabar con estos estereotipos. A continuación, se enumeran ocho mitos comunes sobre los perros de refugio que debemos dejar de creer.  

  • Todos tienen problemas de comportamiento 

    Verdad: En los refugios de animales, no es raro observar comportamientos como ladridos fuertes o accidentes ocasionales en el interior de los hogares . Sin embargo, estos comportamientos no siempre significan que los perros tengan problemas crónicos de conducta. 

    Kyla Hagedorn, asesora de adopción de la Sociedad Protectora de Animales de San Diego , señala que estos comportamientos suelen surgir del estrés de entornos desconocidos. Por ejemplo, los perros pueden ladrar para expresar necesidades, buscar atención o afirmar su territorio. Interactuar con un perro fuera de su jaula o en una casa suele revelar un comportamiento drásticamente diferente y más relajado. 

    Además, los refugios suelen realizar evaluaciones del comportamiento de los perros y trabajan para rehabilitar a aquellos con problemas menores a moderados. 

  • Todos son perros de raza mixta

    Verdad: Si bien muchos perros de refugios son de raza mixta , una cantidad significativa son de raza pura. Debido a circunstancias como mudanzas familiares, problemas financieros o el fallecimiento de un propietario, los perros de raza pura a veces pueden terminar en refugios.

    “Trabajamos con un inventario de perros que cambia constantemente”, dice Hagedorn. “No hay dos días iguales y ningún perro es inmune a necesitar el apoyo comunitario que brinda un refugio”. 

    Así que, si estás decidido a tener un golden retriever, dirígete a un refugio local o busca refugios locales en tu zona. Es probable que tengan uno esperando por un hogar definitivo, o que te enamores de un perro completamente diferente.

  • Son demasiado viejos

    Verdad: Los refugios tienen perros de todas las edades, desde cachorros hasta adultos. Si bien es cierto que los perros mayores pueden no tener tantos años por delante como sus contrapartes más jóvenes, los perros mayores generalmente tienen los beneficios adicionales de ser más tranquilos, más apacibles y, a menudo, haber recibido algo de entrenamiento, explica Hagedorn. 

    Pueden ser compañeros perfectos para quienes buscan una mascota más relajada o para familias que desean evitar la fase intensiva de entrenamiento y socialización asociada a los cachorros. 

    Además, adoptar un perro mayor ofrece la reconfortante oportunidad de brindarles un hogar lleno de amor durante sus años dorados.

  • Todos son agresivos 

    Verdad: Algunos perros de refugios pueden mostrar comportamientos que se interpretan como agresivos, pero en muchos casos, esto es una  manifestación de su miedo o ansiedad  en un entorno desconocido. El entorno del refugio, lleno de nuevos sonidos, olores y vistas, puede ser abrumador para muchos animales. Cuando un perro se siente amenazado o asustado, puede ladrar, gruñir o parecer defensivo como mecanismo de protección. 

    Sin embargo, esto no suele indicar una naturaleza agresiva innata. Con paciencia, comprensión y un entorno estable, muchos de estos perros pueden deshacerse de sus comportamientos defensivos y revelar su verdadera personalidad, a menudo afectuosa y gentil. 

    Además, los refugios generalmente evalúan el comportamiento de los perros, asegurándose de que sea seguro colocarlos en un hogar. 

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  • Todos han sufrido abuso o negligencia

    Verdad: Si bien algunos perros de refugios pueden haber tenido pasados ​​desafortunados, una parte importante de ellos son abandonados debido a cambios en la situación de vida del dueño, como una mudanza, problemas financieros o la imposibilidad de atender las necesidades del perro.

    “La mayoría de los perros de refugios han vivido una vida de amor y adoración por parte de sus familias anteriores”, afirma Hagedorn. “El refugio en sí es probablemente la experiencia más dura que haya vivido el perro”.

    Para los perros que han sufrido abuso o abandono, es fundamental reconocer la resiliencia y la adaptabilidad inherentes a estos animales. Con el entorno adecuado, la paciencia y el cuidado, muchos pueden recuperarse, aprender a confiar de nuevo y prosperar en sus nuevos hogares.

  • Son demasiado asustadizos o tímidos

    Verdad: El entorno desconocido del refugio puede ser abrumador para algunos perros, lo que hace que parezcan más retraídos. Una vez en un hogar amoroso, muchos de estos perros salen de su caparazón y muestran personalidades juguetonas y cariñosas.

  • Son inentrenables

    Verdad: Muchos perros de refugios alguna vez fueron miembros de hogares antes de llegar al refugio. Por lo tanto, es probable que hayan recibido algún entrenamiento básico, incluido el entrenamiento para ir al baño, de sus dueños anteriores. 

    Pero incluso si a su nuevo perro le falta algo de entrenamiento, la mayoría puede aprender las reglas con una rutina de entrenamiento constante y basada en el refuerzo positivo . De hecho, muchos perros de refugios demuestran ser aprendices rápidos, ya que anhelan estructura, rutina y la oportunidad de complacer a su nueva familia, señala Hagedorn. 

  • Todos tienen problemas de salud

    Verdad: Aunque algunos perros llegan con problemas de salud, los refugios hacen un buen trabajo al no poner en adopción a perros gravemente heridos o enfermos. Todos los perros que llegan a un refugio se someten a un examen de salud, reciben vacunas (si es necesario) y, por lo general, se los esteriliza o castra antes de ser entregados en adopción. Cualquier perro al que se le detecten problemas médicos debe tener un plan de tratamiento iniciado antes de ser entregado a un nuevo hogar, con información completa y un plan de cuidados discutido con los nuevos adoptantes.

Al desacreditar los mitos que rodean a los perros de refugio, revelamos la verdad de su resiliencia, amor y potencial, allanando el camino para vínculos profundos que tienen el poder de transformar tanto a los perros como a los humanos.

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