Plantas de acuario: ¿Qué es mejor: reales o artificiales?

Las plantas vivas eran la norma cuando monté mi primer acuario. Hemos avanzado mucho desde entonces. El acuarista de hoy puede optar por plantas de plástico y seda muy atractivas que se acercan a las reales. Entonces, ¿cuál es la mejor opción para las plantas de acuario, reales o artificiales? Incluso los acuaristas más experimentados no están de acuerdo. ¿Por qué? Porque no hay una respuesta correcta o incorrecta. En última instancia, se trata de una cuestión de preferencia del propietario del acuario.

Plantas vivas

Debo confesar que todavía tengo predilección por las plantas vivas. Nada se compara con el orgullo que uno siente al mostrarles a los demás su acuario bien diseñado con impresionantes plantas vivas. Sin embargo, el orgullo no es la razón principal por la que prefiero las plantas vivas. Creo que las plantas vivas brindan un hábitat más natural para los peces y ofrecen beneficios que no se pueden duplicar con plantas artificiales.

A diferencia de sus contrapartes de plástico, las plantas vivas crecen y respiran. Durante las horas del día absorben dióxido de carbono y emiten oxígeno, lo que contribuye a un hábitat saludable. Tenga en cuenta que por la noche este proceso se invierte. En tanques con muchas plantas, los niveles de dióxido de carbono pueden aumentar significativamente, mientras que los niveles de oxígeno disminuyen. Si se observa que los peces cuelgan cerca de la superficie del agua y jadean en busca de aire, puede ser una señal de que los niveles de oxígeno están bajando demasiado por la noche. En esos casos, puede ser necesario utilizar una piedra difusora de aire por la noche.

Las plantas vivas también albergan bacterias que ayudan a descomponer los desechos. Un acuario con plantas bien mantenido suele necesitar muy poca filtración química. Sin embargo, la moneda tiene otra cara. Si las plantas se descomponen y los desechos no se eliminan rápidamente, pueden producir demasiados desechos, lo que a su vez puede ser perjudicial para los peces. Además, es posible que las plantas vivas sean portadoras de plagas dañinas, como caracoles y parásitos que causan enfermedades.

Otro factor importante a tener en cuenta es que el plástico no es comestible, pero las plantas vivas pueden ser una comida sabrosa para los peces. Esto es especialmente útil si se tienen peces herbívoros, ya que requieren alimentación frecuente. Las plantas vivas también hacen que el acuario luzca atractivo y pueden inhibir el crecimiento de algas al reducir los nitratos. Por otro lado, las plantas que se comen mucho pueden perjudicar la apariencia del acuario. Por lo tanto, elija sabiamente las combinaciones de plantas y peces.

Plantas artificiales

Las plantas artificiales se han vuelto tan sofisticadas que rivalizan con las plantas reales en apariencia. A diferencia de las plantas vivas, no mueren, no crecen demasiado ni se deshilachan y pierden su atractivo. Si se ensucian o se cubren de algas, se pueden quitar y limpiar fácilmente. Incluso se pueden desinfectar con lejía para garantizar que no queden bacterias o plagas dañinas. Las plantas artificiales no requieren luz, a diferencia de las plantas vivas, que a menudo requieren una iluminación que va más allá de la que el criador de peces promedio tiene para su acuario.

Las plantas de seda y plástico vienen en una amplia gama de tamaños y colores y se consiguen fácilmente durante todo el año. Como nunca han estado en un acuario antes de comprarlas, no atraerán plagas ni parásitos de otros lugares. No se descompondrán ni ensuciarán el tanque. Es cierto que tampoco contribuirán al hábitat como lo hacen las plantas vivas, pero son una excelente opción, especialmente para principiantes. Las plantas artificiales también son una opción ideal para los peces que son propensos a arrancar o comer plantas vivas.

Como puede ver, cada opción tiene sus pros y sus contras. Un acuario bien planificado y mantenido puede ser hermoso con plantas reales o artificiales. En última instancia, todo depende de las preferencias personales del propietario.